Licda. Susana Lucía Cotoc Chuc
Licda. Roselia Haydée López Monzón
“…Dame que
alcance ha hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella
clavada mi más penetrante melodía para cuando mis labios no canten más..Dame
sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección
cotidiana…” Gabriela Mistral
La
Historia de la Educación en Guatemala, como un libro de sueños e ideales,
nuevamente abre sus páginas, para registrar las consecuencias de un nuevo
intento, por alcanzar una de las Transformaciones Curriculares de mayor
importancia, la propuesta al cambio de la Formación Inicial Docente.
Actualmente,
los escenarios donde se realiza la práctica pedagógica, exigen que el docente
este preparado en función de la sociedad
del conocimiento, un mundo tan inexplorable, por la inmensa cantidad de conocimientos que la
tecnología, pone a disposición y alcance de los estudiantes, quienes en algún
momento, pueden saber más que los docentes, por cuanto que, los jóvenes,
inclusive los niños, viven paralelamente con el surgimiento de esos nuevos conocimientos. En ese sentido, una buena parte de la
población de docentes, requieren una actualización y formación permanente, que
les invista del conocimiento necesario para orientar y coordinar los
aprendizajes de las nuevas generaciones
de ciudadanos.
Las
implicaciones de la formación inicial docente, están ligadas a la calidad de la
educación, lo que viene a determinar la necesidad de realizar cambios en la
carga académica, la temporalidad de la carrera y por supuesto, la formación de
los profesionales que forman maestros, ello conduce a considerar, las condiciones económicas y sociales de los
estudiantes y padres de familia, así como la dignificación del magisterio no
sólo desde el aspecto salarial, sino el acompañamiento y fortalecimiento de su
carrera docente, que les prepare para la entrega de los aprendizajes de una
manera no sólo eficaz, humana, reflexiva y con el compromiso de hacer un
trabajo pedagógico no sólo fundamentado en conocimientos sino en la formación
del ser del estudiante, en su calidad humana y en su compromiso en la
orientación política de los mismos.
Ciertamente,
una gran mayoría de docentes, de las Escuela Normales del país, se han
esforzado por mejorar la calidad de los maestros que egresan de sus aulas, pero
también es cierto que el esfuerzo ha sobrepasado las mejores y buenas intenciones. Las condiciones de los aprendizajes de los
estudiantes al ingresar a la Escuela Normal, dejan al descubierto sus
limitaciones en los más elementales conocimientos de Matemática, Comunicación y
Lenguaje, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, como fundamento de los años
escolares, que anteceden a su ingreso,
una realidad que no puede superarse en tres años de formación docente, en
primera instancia, porque no corresponde al docente de Magisterio, “rellenar”
los vacios en esas áreas de conocimiento, más bien, es su misión, orientar
hacia “aprender a aprender”, como lo plantea la UNESCO, para que de la misma
manera, puedan orientar a los niños de la escuela primaria y mediar los
aprendizajes.
La
problemática, se convierte en un círculo vicioso, donde muchos podrían pensar o
decir, que las Escuelas Normales, no preparan bien a los futuros maestros, o
que las Universidades tampoco lo hacen con los docentes que egresan de esas
instituciones y que prestan servicios en las normales. La esencia del asunto es
profunda, un currículo sobrecargado, la falta de formación continua que el
mismo MINEDUC, ha dejado de cumplir como una obligación para fortalecer la
calidad de los docentes y así mismo, la saturación de aspirantes a ser maestros
como también la insuficiencia de edificios escolares, por cuanto que en un
establecimiento educativo, funcionan hasta dos jornadas de trabajo.
Pues
bien, es necesaria una transformación, para ello, debe haber una plataforma
sólida que garantice, no sólo la calidad de la educación y la formación docente
inicial, en sus diversas modalidades, los
enfoques y las teorías de aprendizaje, que permitan reorientar el proceso, sino
también, la estructura que auxilie al proceso mismo, citemos, como ejemplo, los
recursos didácticos y tecnológicos, el mantenimiento de los edificios, la
formación continua de los docentes, así
mismo, un salario digno y la estabilidad laboral.
No cabe
duda, que ésta transformación, es una brasa, por un lado, las presiones económicas,
de organizaciones estudiantiles que no aceptan el reto, de alguna manera, con razones justificadas, como la situación
económica precaria de las familias guatemaltecas, de hecho, no puede
invisibilizarse esta condición, pero también es evidente que Guatemala, debe
elevar la calidad del de la formación docente. El gobierno deberá considerar
que los cambios son buenos y necesarios pero sin castigar a la población
estudiantil y garantizar la estabilidad laboral de los docentes así como la
dignificación del magisterio.
Ahora se presenta un modelo de formación
inicial docente, que se estructura en dos etapas: Etapa Preparatoria,
constituida por un Bachillerato en Ciencias y Letras con Orientación en
Educación, que propicia la oportunidad de estudiar otra carrera, a nivel
universitario, que no necesariamente esté vinculada con el campo de la
educación, pero habrá que preguntarse, si todos los egresados de ese
bachillerato, tienen las posibilidades de sostenerse otros tres años en la universidad, en tanto
que la segunda etapa llamada Etapa de Especialización se visualiza a nivel
universitario, para las diversas modalidades de la Carrera de Magisterio, cuya
temporalidad corresponde a tres años.
La etapa de especialización, se plantea como una puerta para ingresar a la
licenciatura en cualquier rama afín a la educación, en este sentido, se
constituye en un sistema cerrado, así
mismo en la Propuesta del Modelo del Subsistema de Formación Inicial Docente,
se asegura tener las condiciones para un “·óptimo funcionamiento” para la
implementación de éste modelo, la
pregunta es ¿Por qué en el actual modelo no se tienen esas condiciones que
optimicen el funcionamiento de la carrera? ¿Acaso, la falta de esas
condiciones, podrían ser causas del actual escenario de la Formación Inicial Docente? ¿Serán sólo los docentes los
que tienen deficiencias en el sistema o es el sistema el deficiente?
La
propuesta de transformación curricular, plantea la profesionalización de los
docentes formadores de formadores, ¿Es hasta ahora cuando se requiere ese
proceso? ¿Acaso no es un deber del MINEDUC, mantener la formación permanente de
los docentes para su actualización? También es una realidad, que los docentes
deben por iniciativa personal, buscar su constante actualización, un docente
que se rezaga en conocimientos contribuye al estancamiento de los procesos de
aprendizaje de los estudiantes.
Lo
cierto es que, si como reza la
propuesta, se está consultando la propuesta, como un proceso de la vida democrática en el país, entonces serán
los docentes, estudiantes y padres de familia, los que finalmente podrían
determinar si la transformación es pertinente, porque de acuerdo a experiencias
anteriores, específicamente con el actual CNB de Formación Inicial Docente, aún
cuando hubo supuesta participación de la comunidad educativa, en su aprobación,
el MINEDUC, lo impuso, y si no, recuerde
usted como las áreas y subáreas de
aprendizaje, fueron impuestas, sin
considerar las propuestas de los
docentes.
En otro
escenario, los Acuerdos de Paz, han generado la transformación curricular, por
lo que es un compromiso del Gobierno, asumir la responsabilidad de velar porque
la educación sea de calidad, pero también es
necesario que esta transformación surja desde la realidad, de las
experiencias de los docentes que forman maestros. Así mismo, se debe
contemplar, la divulgación de la propuesta, pero sobre todo sensibilizar a los
actores de la comunidad educativa, de la necesidad de elevar la calidad en la
formación docente, para que la propuesta sea valorada, sea alimentada con
nuevos aportes y que la discusión de su implementación no genera las ya mal
vistas, huelgas y paros laborales.
Mientras
se realizan los consenso, los docentes deben reflexionar, acerca de compromiso
en la educación de los pueblos, plantearse
una autoevaluación de su desempeño docente, de que tanto trabajan por su
actualización, si sus enfoques educativos verdaderamente tienden a una
educación para la libertad o si sólo guían hacia la mecanización y memorización
de contenidos, ¿Qué han hecho a nivel personal por mejorar su imagen ante la
sociedad? ¿Cómo pueden recuperar su papel protagónico en la historia de
Guatemala? ¿Qué han hecho para mejorar sus condiciones académicas?
Finalmente,
no deben olvidar, los implicados en esta propuesta, que en manos del maestro,
esta la orientación política e ideológica de las nuevas generaciones, cuya
misión delicada, recae en que son responsables de la construcción de una
sociedad libre, participativa, democrática y con capacidad de ejercer una
ciudadanía responsable, como plantea Larrea, citada por PREAL Y FLACSO, “un
concepto de ciudadanía que implica el empoderamiento del individuo sobre su
espacio, su tiempo, su historia y su cultura.
El individuo se convierte en sujeto histórico, activo y protagónico
capaz de transformar su realidad personal y su entorno social” en ese sentido,
el maestro debe asumir ese compromiso de formar buenos ciudadanos.
Si los
docentes asumen ese compromiso político y social, tendrá que tomar conciencia que el sistema educativo, tiene un actor
determinante para la construcción de una nación, libre o una nación oprimida,
ese actor, es el maestro, y de su calidad humana y profesional, dependerá la
formación de los futuros maestros, en tal sentido el compromiso, no es sólo el que
hacer pedagógico, sino conlleva ser maestros comprometidos, con capacidad
crítica y de alguna manera, irreverentes ante las injusticias y desigualdades
sociales en que viven la mayoría de guatemaltecos, a quienes se debe orientar
hacia la vida democrática con ciudadanos que conocen, y reclaman sus derechos y
cumplen con sus obligaciones. Si el momento histórico, reclama enlistarse a
países que han elevado a nivel universitario, la carrera docente, ¿Por qué hay
resistencia al cambio?
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